viernes, 27 de enero de 2017

La zaranda de Satanás


 Texto básico: Lucas 22:31-34

31 Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;
32 pero yo he rogado por ti, que tu fe no desfallezca; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.
33 Él le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte.
34 Y él le dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces.

Jesús cuando llamó a sus discípulos dedicó su tiempo en enseñarles sobre el Reino, mostrando como lidiar con cada situación difícil que ellos tendrían que enfrentar de ahí en adelante. Dentro de estas situaciones está el enemigo, lidiar con el diablo y sus obras malignas.

Del llamado de los 12 hasta la cena de este texto ellos vieron muchas cosas, mas percibimos que aún no estaban listos para realizar la obra que Jesús deseaba que hagan.

Jesús mira para Simón y dice: Simón, Simón, Satanás los ha pedido para zarandearlos como a trigo. Qué estaba queriendo decir con eso? Cómo puede Satanás hacer un pedido de esos al Maestro.

¿Cómo el trigo es zarandeado? Él es colocado en la zaranda en su forma cruda y cuando es sacudido lo fino cae por los agujeros y la paja queda en la zaranda. Pues bien, Satanás como siempre, muy atrevido, pidió al maestro para zarandear a los discípulos. Eso quiere decir sacudir sus vidas, sus posesiones, hacer una conmoción como con Job. Pidió al Señor tocar en sus posesiones alegando que la fidelidad de Job era debido a su riqueza, a los bienes que poseía.  En el caso de Job, Dios lo conocía y sabía que el corazón de él era íntegro. El texto dice: Job era hombre íntegro y justo, temía a Dios y evitaba hacer e mal  (Job 1:1) y por eso lo permitió.

En el caso de los discípulos, entiendo que Jesús los miró hasta con compasión y dijo: Mas he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Jesús conocía muy bien a sus discípulos y sabía que, a pesar de estar andando con Él, ser testigos de milagros y maravillas, de liberaciones, aun así, ellos no estaban listos para las luchas contra el enemigo, no sabían aun como lidiar con las dificultades y adversidades de la vida, por eso dijo: Mas he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca.

Jesús nos conoce muy bien, sabe discernir con claridad el corazón de ses hijos, aquellos que son fieles, íntegros, rectos para apartarse del mal, y los que corren encima del mal, aquellos que creen todo normal, se habitúan con lo errado al punto de creer que el errado esta en lo cierto. Por eso entra en intersección por nosotros. La Biblia dice que el Espíritu intercede con gemidos indecibles, asociándose a Jesús que es nuestro abogado para que no vayamos a caer en el día malo.

Todo esfuerzo de Jesús es para que su fe no desfallezca. La llave da nuestra conquista se llama fe. Sin fe, es imposible agradar a Dios, sin fe es imposible soñar, sin fe es imposible creer en lo imposible. Sin fe es imposible ver los milagros de Dios.
          
Satanás está dispuesto a zarandearnos como trigo, Jesús está al lado del trono de Dios, intercediendo a nuestro favor. Así como Simón Pedro no estaba solo, nosotros tampoco estamos solos en esa batalla. Después de algún tiempo de lucha, recibimos poder y salimos victoriosos.

En cuanto observaba a Simón Pedro, Jesús miraba más allá de las dificultades, de las pruebas y de las inquietudes que su amado discípulo enfrentaba. Cristo contemplaba el Reino Espiritual y percibió que la raíz de aquellos conflictos eran ataques bien planeados del enemigo con la intención de destruir a Pedro.

Las acciones de Satanás contra la Iglesia y los cristianos individualmente son tan reales hoy como en aquellos días. A la verdad la iglesia y los cristianos tienen delante de sí un gran desafío, más que en cualquier otra época. En la historia de Israel y de la iglesia, vemos que era siempre en los momentos de mayor crisis que Dios se manifestaba con más intensidad.

En tanto para que ese poder fuese manifestado, era preciso que el pueblo de Dios lo buscase. Dios no intervenía automáticamente. Cuando Israel comenzaba a orar y a buscar el rostro de Jehová, una revelación traía de vuelta el poder y restauraba la vitalidad espiritual tanto de individuos como de la nación. Tenemos de desear ese poder, de lo contrario no lo recibiremos.

Jesús aquí, estaba diciendo para Simón Pedro: “que tu fe no desfallezca. Y una vez convertido, fortalece a tus hermanos”.  Lo que estoy haciendo Pedro al interceder por ti es intentando llevarte a tener tus propias experiencias, hasta aquí tú fuiste testimonio mío, ahora es hora de comenzar a experimentar un tiempo nuevo en tu vida, si tu fe no desfallece, verás la gloria, verás el poder, verás el milagro.

Jesús agregó a Pedro diciendo “una vez convertido, fortalece a tus hermanos”. Mas, ¿Pedro no era convertido? Pedro, ¿no había dejado todo para seguirlo?. ¿De qué Jesús estaba hablando? Tenemos cosas en nuestras vidas que aún no se han convertido, tenemos áreas que no permitimos que Él entre para modificar, y son estas áreas que necesitan ser convertidas por que además de debilitar nuestra fe, hace lo mismo con la de los hermanos, por eso Él dice que cuando tú te conviertas, fortalece a tus hermanos.

Tenemos muchos hermanos débiles también porque nos ven como personas débiles, impotentes, sin fe, sin esperanza. Tenemos que ejercer influencia en la vida de los hermanos para animarlos y no lo contrario.

Pedro mostró claramente a Jesús que no estaba convertido cuando respondió: “Estoy listo para ir contigo a la cárcel y para la muerte. En la realidad él continuaba actuando con su ímpetu humano, sus propios pensamientos, su visión acerca de sí mismo no cambió en nada. Estoy listo para ir contigo. Será que, ¿estamos iguales? Actuamos así, hablamos así también. Estoy listo para predicar, estoy listo para ser líder de célula, estoy listo para seguir a Jesús hasta la cárcel o la muerte. Nuestro discurso es bien diferente a nuestra realidad. A la hora de las dificultades la tendencia es la renuncia, es abandonar todo, no querer saber de más nada, estamos llenos de pena de nosotros mismos. Jesús vio a Pedro y cuando Él dijo Pedro antes que el gallo cante hoy, tres veces tú negarás que me conoces” Él estaba diciendo tú no sabes lo que estás diciendo, tú ni siquiera conoces, en la realidad delante de la prisión nos asustamos y tambipen negamos, en la hora del llamado de trabajo, en la hora que el dinero se acaba, en fin en la hora en que las cosas salgan de su control, olvida los votos de fidelidad, olvida que se entregó para que él dirija su vida, para que fuese su Señor y Salvador, nada de eso tiene importancia en la hora de la batalla. Pedro ignoraba todo eso, dijo que por el Señor estaba listo gasta morir si fuera necesario.

Amados estamos viviendo días difíciles en que Satanás tiene zarandeando a mucha gente. Testimoniamos dolores, sufrimientos, angustias, lloros, desesperación que está gravada en los rostros de las personas como un grito de socorro, de ayuda. No podemos desfallecer en la fe y mucho menos estar confiando en sus dones naturales o en su capacidad humana de solucionar problemas. recuerde que Jesús está intercediendo para que su fe sea fortalecida, Jesús quiere que sepa que “así como fui con Moisés, seré contigo, nunca te dejaré, jamás te abandonaré (Josué 1:5). No desfallezca su corazón, usted no está solo en esta guerra, Jesús está intercediendo por ti para darte la victoria.

Pedro no colocó su confianza en el maestro, continuó creyendo que su posición no cambiaría cuando las luchas vinieran, estaba apoyándose en sí mismo y el resultado fue que se cumplió exactamente lo que Jesús habló. Vea los pasos de su caída:

1.    Pedro los siguió a distancia. (v. 54) - Cuando Jesús fue preso y llevado para la casa del sumo sacerdote, él pasó a seguirlo a distancia, este fue el principio de su caída. Dejó de estar cerca del maestro para seguirlo a distancia. Seguirlo a distancia es seguirlo de acuerdo con la conveniencia y con el tempo disponible que usted tenga.

2.    Pedro se sentó con ellos. (v. 55) -  En ningún momento la Palabra nos manda sentarnos al rededor de los escarnecedores. Sentarse con ellos es hacer parte, es tener comunión con el pecado.

3.    ... Le negó (v. 57, 58, 60 ) -  El tercer paso es el negar, negar su conversión, negar su fe, negar su experiencia, negar el favor de Dios en su vida, negar el perdón, la redención, la remisión.

Delante de esta situación lo que faltaba aconteció, el gallo cantó y en el versículo 61 dice que El Señor se voltió y miró directamente para Pedro. Lmirada fija del maestro nos lleva a ser conscientes de los hechos  que practicamos y de las decisiones que tomamos. La mirada de Jesús hizo a Pedro recordar no sólo de que Él le había dicho acerca del gallo:  antes que el gallo cante, 3 veces me negarás, como también de tantas oportunidades que tenía para confesarlo y no hizo eso. Hoy no tenemos el gallo para alertarnos, mas tenemos al Espíritu Santo, nuestro amigo, nuestro consolador, Él si nos advierte a cada momento para no pecar contra el Señor.

Amados, hoy Satanás continúa queriendo zarandear a los cristianos, recuerde que Jesús esta intercediendo por su vida para su fe no desfallezca.


Ap. Dayse Costa 

No hay comentarios:

Publicar un comentario