Base Bíblica
Éxodo capítulo 3:1-8
“Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios. Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo.
En Juan capítulo 21, leemos que cuando Jesús resucitó, tuvo un encuentro con sus discípulos que habían ido a pescar toda la noche y no habían logrado pescar nada. En el versículo 15, Jesús tuvo un encuentro especial con Pedro, y le dijo Pedro, ¿tú me amas?, y le respondió, sí te amo. Jesús le dijo, apacienta mis ovejas.
La orden de Dios es que apacentemos sus ovejas. Vemos al Señor levantando hombres para apacentar sus ovejas y el texto dice que Moisés apacentaba las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madiám. Las ovejas que el apacentaba no eran de él, eran del sacerdote, de su suegro.
Moisés llevaba el rebaño para donde estaba el monte de Dios, el monte Horeb. Aquí hay algo extraordinario, precisamos llevar el rebaño para un lugar correcto, precisamos conducir al rebaño donde ellos van a encontrar pastor verdes, y el rebaño sólo encuentra pastos verdes van a encontrar en el monte de dios, en la presencia del señor, y cuando el rebaño llega al lugar correcto, ahí comienza aparecer lo sobrenatural de Dios.
Cuando Moisés llevaba ese rebaño lo estaba llevándolo de una forma sobrenatural para encontrar lo sobrenatural. Moisés no tenía experiencia apacentando rebaños, él era hijo de papá en Egipto, él no sabía mucho sobre rebaños, de desiertos, de comida, nada. Más el Señor estaba llevándolo a un aprendizaje y él estaba llevando el rebaño a la presencia de Dios, y cuando llevaba al rebaño a la presencia de Dios, el verso 2 dice que apareció un Ángel del Señor en forma de fuego que quemaba la zarza, mas ocurría algo extraordinario, el texto dice que la zarza no se consumía.
Eso llamó la atención, Moisés estaba apacentando el rebaño de su suegro y él vio lo sobrenatural. No sólo los sacerdotes van a ver tener experiencia sobrenatural con Dios, él era uno de los líderes uno de los pastores, uno de los que apacentaban el rebaño.
Dios quiere mostrarte lo sobrenatural a ti también, quiere llevarte a experiencias extraordinarias. Tienes que subir al Monte Horeb para tú tener tus experiencias sobrenaturales. No sólo por una razón, no sólo por un motivo, no sólo porque estás pasando por una aflicción o una necesidad, sino para que tengas tu experiencia con el Sacerdote de sacerdotes, el Señor Dios.
En el verso 3, dice …. “Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema”.
Moisés tomó una decisión, él vio lo sobrenatural y decidió yo voy a subir, quiero ver más, quiero conocer más, quiero entender más. El deseo del corazón de este hombre de querer más de Dios fue visto por el Señor. Y el texto siguiendo dice “Viendo Jehová que él iba a ver…”. El Señor vio la intención del corazón de Moisés
El Señor está viendo la intención de su corazón de querer estar aquí, porque usted está viniendo aquí, cuál es la intención de su corazón de subir a ese monte, en venir a buscar el rostro de Dios, Él Señor ve todo aquello que está en nuestro corazón.
El texto en el verso 4 dice que “Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza..” Es en el medio de ese lugar que llamó su atención, en medio del pueblo, en medio del rebaño, en el centro de la voluntad de Dios, que Dios hace un llamado, te llama a ti por tu nombre. Te llama a ti como llamó a Moisés:
“…¡Moisés, Moisés!...”
Hay una voz llamándome. Y cuando el señor lo llamó, Moisés respondió prontamente:
“...Heme aquí”
El Señor está llamándote para ser como Él es. Sólo que no puede ser como sea. Moisés estaba todo alborotado y corrió y Dios le dijo, “espera ahí”, no llegues aquí, y entonces Moisés pensó, ¿me llamas y no quieres que me acerque a ti?. Y Dios le dijo, quita primero las sandalias de tus pies.
Lo que le está diciendo, saca los obstáculos, saca de ti los impedimentos, quita los, argumentos, pida disculpas. Porque yo quiero que seas como yo soy, ¡santo!, el lugar donde tú estás es santo, para que llegues a este lado necesitas ser santo también. Para acercarnos a Dios tenemos que ser como Él es, ¡Santo!
Dios da esa experiencia tan tremenda a Moisés y le pide que saque los impedimentos y le dice quien Él era. Y hay una revelación de la identidad de Dios. “Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob.” Cuando escuchó eso, Moisés escondió el rostro. No estaba delante de cualquier persona, no estoy en cualquier lugar, no podía mirar su rostro. La Biblia dice que él escondió el rostro porque entendió que no estaba en cualquier lugar ni hablando con cualquier persona.
Tan grande experiencia estaba viviendo Moisés, que el Señor continuó diciéndole algo extraordinario y está diciéndote a ti también. “Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias”
“Vi y oí sus sufrimientos.” Dios conoce sus sufrimientos, Dios sabe de sus angustias, Dios está viendo sus lloros, Dios está oyendo su clamor. Dios no está oculto de lo que usted está hablando con Él, dice: conozco tus sufrimientos. Aquello que está causándote dolor, incomoda el corazón de Dios, aquello que te causa angustia y aflicción. incomoda el corazón de Dios. Y Él no queda incómodo, el actúa y eso es lo más fantástico. Él te dice yo vi tu dolor, yo escuché tu clamor, yo conozco, y por eso decidí al fin librarte. Dios deseó cambiar la suerte de aquel pueblo y desea hoy cambiar ahora tu suerte, está oyendo tu clamor, no quiere verte más tirado al suelo, llorando, sufriendo, angustiado. Mas su deseo es con un propósito: para hacerte subir de aquella tierra, subir de esa condición, subir de ese maltrato que el infierno está haciendo en tu alma trayéndote sufrimiento, y va a llevarte a un lugar elevado, una tierra que fluye leche y miel.
Que tremenda experiencia lleva a tener a Moisés, le prometió a un lugar. Y le dice, ¡ahora ve!, voy a enviarte a ti. Cómo así dice Moisés, soy débil, no consigo entender, no soy nadie.
Cuando usted piensa que no es nada, es exactamente el momento cuando el Señor sabe que es usted está listo para hacer ese negocio.
Los opresores están afligiendo, los opresores están robándote la alegría, pues es a ti mismo a quien Dios va a levantar para demostrar a tus opresores que ellos nos son mayores que tú, pues tú tienes al que es mayor que todos.
Fue exactamente en aquel momento del llamado de Moisés, que el Señor le dice porque Dios estaba llamándolo. Moisés preguntó, ¿quién soy yo para ir a Faraón. Dios le dijo: ve, yo iré contigo.
La gran diferencia no es, nosotros estamos yendo, sino quién está yendo con nosotros. Aquí el Señor está haciendo una referencia de lo que es Él y de aquello de lo que necesita hacer. Dios conecta la promesa a Moisés.
Moisés dice que ellos van a preguntar, cuál es tu nombre y Dios le dice, tu di, que “Yo Soy el que Soy” y dirás a los hijos de Israel: “Yo Soy me envió a ustedes”.
Dios está haciendo una referencia del verbo ser, de su esencia, Yo Soy. Y cuando él estaba diciéndole a Moisés que sería con él, estaba haciendo la misma referencia de Yo Soy, Yo seré, Yo estaré presente, Dios conecta la promesa a la persona. La promesa se cumple por causa de la esencia del Gran Yo Soy, Yo estaré Contigo, entonces esa presencia va a estar con usted en medio de la angustia, de esa aflicción, ese Yo Soy va estar contigo delante de Faraón, ese Yo soy va a estar contigo cuando tengas que enfrentar al gigante, ese Yo Soy va estar contigo en la hora de la decisión que usted necesita realizar en su vida.
Dios dice, este es mi nombre eternamente y así seré recordado de generación en generación. No importa lo que pueda Acontecer, la gran noticia es que descendió porque oyó su aflicción y el Gran Yo Soy va hacer la diferencia hoy en su historia.
Ap. Dayse Costa.
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