lunes, 6 de marzo de 2017

El Señor nos dice !!Ánimo!!


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Texto Base: Efesios 4:29
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
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El cuidado que necesitamos tener con nuestra boca en aquello que nosotros liberamos. La tendencia natural del hombre es liberar palabra agradable cuando está bien, cuando está fuerte, cuando puede hablar y siente que está fortalecido. El apóstol nos aconseja a construir, edificar, hablar cosas buenas aun cuando no estamos muye fuerte, aun cuando estamos pasando por dificultades.

Este apóstol en Hechos 22 él pasaba por momentos difíciles de su vida, uno de los momentos más difícil de su vida quizá que era naufragio. Cuando él pasaba por ese naufragio junto con otras personas, no era solo historia de un naufragio, sino que estaba yendo a entregarse a César, estaba yendo a Roma. En medio de ese mar adriático, en medio de tantas tormentas, con miedo de chocar con las rocas, con miedo de que se destruya todo, con miedo de no quedar nadie, todos los marineros estaban asombrados y él estaba en el mismo barco, estaba en las mismas circunstancias. Ya eran 14 días viviendo esa angustia de ver el barco siendo lanzado de un lado para otro sin ninguna expectativa de salir vivos de aquella historia. Los marinos trajeron un bote para huir con los presos que estaban dentro y Pablo les dijo que no hagan porque si descienden del barco van a morir. Ellos cortaron las cuerdas del barco y se quedaron esperando ahí. En esa hora de lucha y dificultad, Pablo da una orientación a los marineros de ese barco y trae una Palabra que alienta a todos ellos, y en el capítulo 27 de hechos en el verso 33 “Pablo exhortaba a todos que comiesen, diciendo: Este es el decimocuarto día que veláis y permanecéis en ayunas, sin comer nada.” Tenían miedo.

El miedo quita la voluntad de comer, el miedo de esa persona retraída, no quiere relacionarse, no quiere comer, no quiere vivir. Pablo aconseja a los marineros “os ruego que comáis por vuestra salud; porque de ello depende su seguridad, pues ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá.” Cómo alguien puede estar en medio de un naufragio eminente y dar una palabra de aliento diciendo comas que nada va acontecer con sus vidas. Sólo aquel que tiene muchas convicciones de Dios y tiene la Palabra de Dios en su corazón puede dar una palabra así a toda aquella tripulación que estaba angustiada y afligida. Y la Biblia dice que “habiendo dicho esto, tomó el pan y dio gracias a Dios en presencia de todos” Pablo se posiciono, el oró sabiendo que ellos no creían en nada de lo que él hablaba, más él “dio gracias a Dios en presencia de todos y partiéndolo, comenzó a comer.  Entonces todos, teniendo ya mejor ánimo, comieron también.”

La palabra de aquel profeta de aquel apóstol trajo nuevo ánimo a todos y ellos volvieron a tener voluntad de comer. Nosotros vamos a vivir un nuevo tiempo, nosotros vamos a llegar a Roma, no vamos a morir aquí en medio de este mar adriático que estaba muy lejos de su trayectoria a la llegada.

Vemos que de la misma forma que Pablo anima a aquellos hombres, el Señor continúa animando a Pablo ¿quién daba fuerza a Pablo? Era el Señor. El capítulo 23 el verso 11 dice “A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma.”

La Palabra del Señor nunca fue para desanimar, nunca fue para resistir, nunca fue para decir no sé cómo hacerlo, La Palabra de Dios es: ánimo.
Jesús estaba en el barco con sus discípulos y de la misma forma Él les dio una Palabra de ánimo. En Mateos 14:27 Él viendo el miedo de aquellos hombres, “Tened ánimo; ¡yo soy, no temáis!” ¡No temáis!!

No importa la situación, la circunstancia, el problema, no importa, la Palabra de Dios es nunca pierda ánimo, tenga ánimo para luchar, tenga ánimo para cambiar la situación, tenga ánimo para ver la diferencia de Dios en su vida,
Pablo dice en Tesalonicenses 5:11 “Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.” Además de traer una palabra de ánimo necesitamos tener una palabra de consuelo.

El consuelo llega en el momento correcto cuando todas las esperanzas parece que se acaban, parece que no hay nada que conforte, nada que aplaque aquel momento en nuestro corazón, mas dice que nuestra boca necesita tener una palabra de consuelo que viene a traer edificación. No debemos hablar para destruir, usted no va salir de esto, usted no va conseguir, usted no llegará, ¡No!

Palabras de construcción, de edificar, edificar es construir. Construya una persona nueva cuando ella está destruida. Construya una persona nueva cuando ella ya no consiga hacer más nada. Construya un nuevo, usted construirá un nuevo cuando pone a Jesús dentro de ella. Él es la novedad de vida que las personas necesitan para tener esperanza de cambio.

Isaías 50:4 “Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios. Jehová el Señor me abrió el oído, y yo no fui rebelde, ni me volví atrás”

El profeta dice que quien va a darle esa buena palabra va a ser el Señor. Nuestro corazón humano no tiene esa buena palabra porque miramos circunstancias, miramos emociones con nuestros sentimientos, quedamos con pena, quedamos con compasión, quedamos con recelo de no tener la palabra apropiada, más dice que el Señor nos dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios.

Todas las mañanas tiene una palabra de ánimo para tu corazón, el Señor te despierta no sólo para ser privado de tu sueño sino porque tiene novedad para ti todas las mañanas, colocar palabras a tus oídos para que no te lleven al desánimo. Y ahí cuando vienen los enemigos (Verso 6) “Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos. Porque Jehová el Señor me ayudará...”

Quién va ayudarnos es el Señor, aun cuando los enemigos vengan a herir, aun cuando vengan a herir nuestra cara, no huyamos porque está escrito “por tanto no me avergoncé; por eso puse mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado.”

El siervo sufre persecución, el siervo tiende a querer murmurar, más si él se calla, el verá la expresión exacta de libración del Señor en su vida. Dios va traer liberación y consuelo y tendrá una palabra de edificación y ánimo todas las mañanas.

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Ap. Dayse Costa

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