viernes, 10 de marzo de 2017

Venciendo la Ansiedad

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Texto Base: Filipenses 4:6-7
«Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.»
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Hoy quiero compartir acerca de la ansiedad. La ansiedad es la inseguridad aflictiva que viene en el alma las personas. Es una expectativa de amenaza, es una amenaza que quita la paz, que roba la tranquilidad de las personas.

Proverbios 25:12 dice «La ansiedad en el corazón del hombre lo abate.»

Las personas que tienen ese problema de ansiedad tienen el espíritu abatido constantemente porque situaciones ocurren diariamente. El cuerpo empieza a mostrar alteraciones, boca seca, temores, pérdida de apetito, pérdida de sueño, pensamientos negativos, están siempre pensando que las cosas están peores de lo que realmente son, no tiene buen relacionamiento con Dios ni con familiares ni con amigos, porque no quiere hablar con nadie porque cree que su vida acabó, otras veces habla demás y no consigue tener control sobre su cuerpo, otras veces biene otro desajustes psicosomáticos por sus dolencias emocionales, por las noticias malas que le llegan y no las sabe administrar.

Aquí viene la pregunta, ¿Cómo lidiar con la ansiedad?

Pablo trae la respuesta: No estés ansieso por ninguna cosa.

Es muy fácil para Pablo decir eso, más como lidiar con eso. El dice: sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

Él dice claramente que la forma de lidiar con eso es no ocultar nada, delante de Dios, todo sea conocido delante del Señor. ¿De qué forma? Oración, súplica y acción de gracias.

Con la oración nosotros comenzamos a hablar con Dios. Y justamente una de las cosas que es robado en un corazón ansioso es que no consigue hablar normal con Dios. Esta tan ansioso por la respuesta que cobra, cobra, cobra respuesta de Dios. La oración es la forma como nosotros conseguimos entrar en la presencia de Dios. Las súplicas es la continuación de nuestra oración. La esencia de lo que hablamos es realmente lo que queremos que Dios sepa, lo que queremos que Dios haga, en lo que realmente queremos que Dios intervenga.
Y las aacciones de gracias. Necesitamos envolver en nuestras oraciones acciones de gracias. Acciones de gracias por lo que Dios es, aun cuando las cosas no estén solucionadas. Acciones de gracias sabiendo que Él es quien va a cambiar todas las cosas, acciones de gracias porque sabemos que Él es quien no va a dar las respuestas, acciones de gracias porque sabemos que no estamos solas, porque nosotros ya hemos recibido cosas maravillosas de Dios.

Todas esas manifestaciones de gracias deben ser diarias por las muchas bondades del Señor. ¿Cuántas veces nos olvidamos de agradecer por tantas bendiciones? Sólo nos recordamos los problemas, sólo recordamos los desafíos. Dios nos conoce. Dios sabe lo que necesitamos, y puedes tener certeza, Él cuida de nuestro futuro. Dios sabe de nuestro mañana.

Mateo 6:25 dice: «No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán.»

No debemos preocuparnos por ninguna cosa. Basta cada día su propio afán.

¿Cuánta preocupación, cuánta ansiedad, cuánto miedo en el corazón del hombre?

Dios nos conoce y Pablo nos está llevando a depender de Él y darle a Él la gracias de vida.

Otra salida que Pablo nos da para la ansiedad es tener cuidado con nuestra mente, lo que pensamos.

Nuestros pensamientos influyen en.nuestra conducta. Nuestros pensamientos influyen en nuestra manera de ver la vida. Por eso necesitamos mantener la paz y para mantener la paz depende de aquello que pienso, depende de aquello que estoy cultivando como semilla. Cada pensamiento es una semilla que estoy sembrando dentro de mi.

¿Qué debo pensar entonces?

El verso 8 dice: «todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.»

Dios no quiere que su pensamiento sea ocupado por el fracaso y por la derrota, mas Él está diciendo, en aquello que es amable, en aquello que es puro, en aquello que te lleva arriba, aquello que te fortalece, precisamos tener pensamientos saludables, principalmente en aquello que Dios es capaz de hacer en nuestra vida y eso depende de nuestro caminar, de mantener la paz, depende de aquello que yo estoy pensando.

La semilla que estoy colocando dentro de mí es lo que me esta llevando a pensar. Tenemos que entender que todo lo que pensamos se vuelve en un estímulo dentro de mí. Y esos estímulos que entran en mis pensamientos comienzan a influenciar en mis sentimientos. Por eso todo lo que vemos, todo lo que oímos orientan nuestros pensamientos, afecta nuestros sentimientos y lo que más resalta en estos sentimientos muchas veces es la ansiedad, el miedo, la incerteza, el miedo de no hacer lo correcto.

Nuestra certeza en Dios debe generar paz y no miedo.

Pablo tenía mucha propiedad para hablar del asunto, porque él aprendió a controlar sus pensamientos, él aprendió a guardar la Palabra, él da testimonio en el versículo 11 con propiedad de aquello que vivió «No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.»

Pablo pasó por toda experiencia, por pobreza, por abundancia, cuántos de necesidad, cuántos momentos de honra, le dieron un tremendo aprendizaje para que él tenga convicciones.

Dice en el verso 12 «Sé estar humillado como también sé estar honrado»

Necesitamos estar bien en cualquier situación, en cualquier dificultad. No debemos permitir que la ansiedad nos robe de Dios.

Pablo concluye diciendo « Todo lo puedo en Cristo que me fortalece»

Si aprendí el secreto, yo sé que puedo. Esa es la mayor lección que podemos aprender, todo puedo y también puedo vencer la ansiedad, yo puedo vencer el miedo, yo puedo vencer la incerteza, yo puedo vencer el abatimiento de mi alma, colocando en primer lugar al príncipe de paz en mi corazón, y que su palabra reine, gobierne y me tranquilice y me dé aquello que realmente necesito para caminar en la presencia del Señor.

Nuestros pensamientos necesitan estar guardados en Dios.

Dios dijo a Jeremías, «Yo, el Señor, escudriño los corazones, yo pruebo los pensamientos, y eso para dar a cada uno según su proceder, según el fruto de sus acciones»

Sea fruto de semila transformada y también fruto de acciones transformadas. Eso el Señor espera de mí y de ti.

Vamos a dar fruto de confianza, vamos a dar frutos de alegría, vamos a dar fruto de paz a aquel que nos llamó para hacer la buena obra.
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Ap. Dayse Costa

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