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Base Bíblica: Mateo 21:13
“y les dijo: Escrito está: Mi
casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de
ladrones.”
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Muchas cosas ya hemos oído sobre
este tema, la contaminación de la casa del Señor con mundanismo entrando puerta
adentro y deshaciendo enseñanzas, principios y mandamientos dados por el propio
Señor. Lo que necesitamos entender aquí es la definición de mi casa. Muchas
veces nos escandalizamos con posturas de alguien que tiene comportamientos
extraños, mas lo primero que debemos preguntarnos, de quién es esta casa.
Si fuera la casa de Jesús esa
persona no estaría teniendo actitudes reprobables, mas su comportamientos y
acciones nos escandalizan. Necesitamos observar quien es el dueño de esta casa.
Juan 10:10 dice que el ladrón vino
para robar, matar y destruir y muchos ya fueron asaltados en su casa, no las casas
de ladrillo y cemento, sino su cuerpo, su corazón, fue invadido por la
carnalidad y se tornó cueva de ladrones. Varios ladrones entraron y se quedaron
ahí he hicieron de esa causa su abrigo, su lugar preferido. Entonces cómo su
situación es que todos están en el mismo ambiente, con el mismo propósito,
destrucción de vidas, destrucción del templo que fue levantado para adoración
del Señor. Estos días en el carnaval de Brasil vimos muchos templos invadidos,
templos no con placas denominacionales, mas cuerpo expuestos con una legión de
demonios, dominados por el placer para destrucción de aquello que fue hecho a
la imagen y semejanza del creador, sin importar toda situación difícil, sin
importar toda crisis financiera, sin importar lo que pasa en su hogar, se ponen
una máscara falsa de alegría para mostrar aquello que no existe, mostrar
aquello que no es, una falsa alegría un falso placer. La casa fue invadida, los
espíritus entraron en los cuerpos con autorización legal de su dueño, porque
ellos mismos abren la puerta e invitan para que esos espíritus moren ahí y
destruyan sus propias vidas.
Si preguntara a alguien sobre eso,
diría yo jamás haré eso, mas esta puerta se abre por la mentira, es abierta por
los sentimientos de odio, de tristeza, de venganza, por las malas palabras, por
las palabras de maldición. Hay muchas formas de dejar entrar a esos espíritus opresores,
porque la mayoría de las personas son permisivas con actitudes que le son reprobadas,
pero consienten con los que las hacen, con los que usan este argumento, no soy
yo mismo, no sé lo que estoy haciendo, pero necesita estar ahí.
Está escrito en Romanos 2:32. “quiénes
habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son
dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que
las practican.”
Su permisividad es grande y eso es
serio. Jesús se decepcionó cuando llegó a su casa, el templo físico, y vio que
el propósito había cambiado, el interés había cambiado, era otro objetivo, con
los argumentos de vender los animales para el sacrificio, Él vio que todos
estaban directamente envueltos en el comercio y no en el sacrificio.
El verso 12 dice “Y entró
Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban.”
Queda claro ahí, que había más
personas afuera del templo que adentro, más personas conversan distraídas y dispersas
que orando, sacrificando, o leyendo la Palabra dentro del Santuario. Había
quienes vendían, quienes compraban, el comercio estaba caracterizado dentro del
templo. En nuestros días no es diferente.
Jesús va visitar su iglesia, su
templo físico y creo que su voluntad es la misma, saldrá a derrumbar todo,
porque está invadida de lobos, devoradores de ovejas, invadida de mercenarios
que solo quieren la leche y la lana de las ovejas. No están interesados en
buscar pastos verdes, aguas tranquilas, refrigerio para el alma del rebaño, y vienen
trayendo perturbación, miedo e inseguridad del discipulado. La iglesia nunca
vivió lo que está viviendo hoy, falta lo más importante, la Presencia del Señor
Todopoderoso.
Es como el Señor reivindicase el
derecho de su casa, qué están haciendo en mi casa, las personas hoy desconocen
al Señor de la iglesia.
Mateo 13:54-56 dice “Y venido a
su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se
maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros? ¿No
es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos,
Jacobo, José, Simón y Judas? ¿No están todas sus hermanas con nosotros?
¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?.
El conocimiento de Jesús pasó a
ser meramente humano, era sólo hijo de María, moraba con sus hermanos. Era sólo
conocimiento teórico, mas no consiguieron ver la identidad divina de Jesús. No
consiguieron ver al Padre en su vida. Muchos no están consiguiendo ver al
Cristo Vivo. Por eso la casa está siendo mal banalizada con muchas cosas.
Jesús fue bien claro “mi casa
será casa de oración”. Mi casa, esa expresión es muy seria. ¿Qué casa es esta? ¿la
mía? ¿Cómo así?
“Mas a todos los que le
recibieron les dio el derecho de ser hijos de Dios. Aquellos que creen en su
nombre.”
Esa es la casa de Dios, aquellos
que abrieron para que Él entre, se tornó mía como dice Jesús. Aquella donde Él
tiene el poder y dominio.
Por eso no permita que su casa
sea invadida. Si fuera su casa física, usted tomaría un montón de previsiones. Colocaría
cerca eléctrica, cámara de seguridad y todo lo que pudiese. Mas ahora usted no
está teniendo el mismo celo ni el mismo cuidado con la casa espiritual.
Amado, ponga seguridad en la
puerta su corazón, para que su casa, su cuerpo, su vida, no sea invadida por el
pecado, no sea invadida por la inmoralidad, por la pornografía, por la
inmoralidad o por cosas que le separa de Dios. Cuide de su casa, Jesús decidió
hacer de ella su morada, hacer de ella su lugar favorito.
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Ap. Dayse Costa
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